Se realizará la visita dialogada “Adá oyé ndén” en el Museo Provincial Antonio Serrano
Será el miércoles 11 de octubre a las 17 hs en calle Gardel 62. La actividad es para todo público con entrada libre y gratuita.
En el marco de conmemoración del Día del Respeto a la Diversidad Cultural, el Museo Provincial Antonio Serrano invita a participar de Adá oyé ndén, una visita dialogada a cargo de Evangelina Jaime, guarda memoria descendiente chaná. La actividad se hará en las salas de antropología de la institución dependiente de la Secretaría de Cultura de Entre Ríos.
Se trata de una activación patrimonial pensada desde los nuevos paradigmas de gestión museológica, donde el Museo dialoga con distintos saberes que se ponen en juego en relación a sus exhibiciones, dando lugar a que el conocimiento experto no sea la única voz autorizada para la interpretación de las colecciones.
La propuesta forma parte del proyecto de investigación “CON VOZ: Perspectiva de género en las narrativas museográficas del Museo de Ciencias Naturales y Antropológicas Profesor Antonio Serrano”, que lleva adelante la Lic. María Emilia Ghiglione, trabajadora de dicha institución, y cuenta con el apoyo del programa Activar Patrimonio, del Ministerio de Cultura de la Nación.
Desde un mirada de género y un trabajo en co-colaboración con mujeres referentes de pueblos originarios, surge esta actividad donde Evangelina Jaime, descendiente del pueblo chaná, realizará una visita dialogada en las nuevas salas de Antropología, para compartir sus saberes sobre su cultura , haciendo especial hincapié en el rol que tenían las mujeres dentro este pueblo originario de nuestra provincia.
Mujer guarda memoria
Evangelina, Ubaé ug Áratá que significa “Luz de Luna” en chaná, es hija de Blas Omar Jaime, considerado por UNESCO como el último hablante de la lengua Chaná en el mundo, de quien recibe el legado de ser la guarda memoria de su pueblo continuando con la labor de conservar y transmitir los conocimientos de la cultura y la enseñanza
de la lengua originaria. Su abuela, Ederlinda Miguelina Yelón, fue quien decidió romper un largo silencio, además de un acuerdo de transmisión oral que era solo entre mujeres, para enseñar sus conocimientos a su hijo varón, Blas, (ya que sus hijas mujeres habían fallecido) y reconocer a Evangelina desde muy pequeña como la siguiente guarda memoria de este gran tesoro que se guardaba en su familia.